Fin de semana de emociones, de encuentros, de buenos augurios. Fin de semana para el recuerdo.
El viernes fue la puesta de largo de mi novela: El osito Cochambre, en Espacio Canarias. La previa la pasé vestido de nervios, expectativas, entusiasmo y un montón de incertidumbre. A pesar de ser ya la tercera presentación en la que se me supone papel protagonista, parece que en este tipo de eventos estoy abocado a parecer un eterno principiante. Sea como fuere, acabé más que satisfecho. Satisfecho con el guión que propuso Ismael Martínez Biurrun, maestro de ceremonias terriblemente lúcido y de incontestable categoría, cuyas palabras (críticas y complacientes al mismo tiempo) aún resuenan en mi memoria (tío, tu novela le gustó a uno de los escritores más admirados del mundillo...); satisfecho por verme, una vez más, arropado por familia y amigos; satisfecho al ver que el interés hacia mi novela aumentaba, que se está hablando del osito, que interesa leer el osito, que está gustando y mucho, sorprendiendo a quienes ya lo han leído...
Pero, qué diablos: estoy satisfecho por otro motivo más bonito. Algo mucho más íntimo, que deja en un segundo plano el ego, el trabajo, la escritura, mi vocación. Y más que satisfecho, diría contento. Feliz.
Feliz porque al fin pude conocer en persona a Darío Vilas, y veinticuatro horas más tarde ya sabía que nuestra amistad llegaría tan lejos como nos propusiéramos, pues desde luego es esa persona tan especial que me había imaginado, en cuya compañía podría pasar las horas muertas, hablando siempre en el mismo idioma. Feliz porque conocí a Mónica Plasencia, editora de 23 Escalones, y me enseñó esa bonita sonrisa detrás del trabajo, los contratos y los correos intercambiados. Feliz porque pude hablar de intereses compartidos con ese hombre tranquilo, inteligente y extremadamente cordial que es Daniel P. Espinosa. Feliz porque compartí mesa con Miguel Aguerralde y su merecida fama de tío estupendo. Con Pedro Escudero y su abrumadora personalidad. Con el propio Ismael y sus afables consejos.
Feliz porque, una vez más, constaté lo buena gente que es Juan Antonio Román, Jesús Cañadas, mi sempiterno padrino Ignacio Becerril, Laura Luna, y muchos otros con quien tantos buenos ratos he compartido durante los últimos meses.
El sábado vino la mesa redonda en Traficantes de Sueños, la plática entusiasta sobre el pasado, el presente y el futuro de la literatura de terror en España, donde yo fui mera comparsa, pero aprendí como el que más.
Y las despedidas, pero eso ya está olvidado. Porque habrá una próxima vez, desde luego. Con más tiempo y con el mismo entusiasmo. Con la misma gente.
De momento, permitidme que siga feliz y contento. Que sueñe con que El osito Cochambre llegue lejos. Y con daros las gracias a todos. De corazón.
Darío Vilas en la presentación de Piezas Desequilibradas e Instinto de Superviviente, junto a Daniel P. Espinosa
Ismael Martínez Biurrun y yo, durante la presentación de El osito Cochambre
Ismael Martínez Biurrun leyendo el primer fragmento donde aparece el osito.
Darío Vilas firmándome mi ejemplar de Instinto de superviviente.
Foto tomada antes de comenzar la mesa redonda sobre la literatura de terror en España.
Darío Vilas y yo durante la charla, con Jesús Cañadas en primer plano.
Gran presentación y gran libro, que más pronto que tarde marcará el camino de los que se adentren en la senda del thriller emocional.
ResponderEliminarEnhorabuena!
Muchas gracias, compañero.
EliminarSería todo un honor, desde luego.
¡Un abrazo!
Qué pena no haber podido asistir. Cuanto bueno junto y qué envidia me dais. A ver si coincidimos en la próxima.
ResponderEliminarSí que se te echó de menos, Kachi.
EliminarA la próxima sin falta, ya verás como sí.
Un abrazote
Enhorabuena por todo, Ignacio!! No sabes cuánto me identifico contigo en estos momentos, porque yo también presenté mi criatura hace unos días. Entiendo perfectamente cuando hablas de todas esas emociones desatadas, que traspasan lo puramente comercial, incluso la satisfacción personal. Un recuerdo imborrable, sin duda.
ResponderEliminarY a partir de ahora, todo hacia arriba!! Que el osito conquiste la cumbre del terror patrio!!!
Un abrazo!!
Pues me alegra saber que hayas vivido las mismas emociones este fin de semana, Javier.
EliminarY me alegra saber, por lo que he leído, que tu lince ya va camino de convertirse en referencia de la novela histórica actual. Todo lo que consiga es poco.
Otro abrazo para ti, compañero!
Lo dice el que tenía a Ismael al lado, presentándolo!! No te creas que no se habla del osito, que ya he oído cosas muuuy interesantes (y no de Darío, que conste). De hecho, ya te aseguro que cae en breve en mis manos. :)
EliminarPues qué alegría me das, Javier.
EliminarEspero que no te decepcione ;)
Fue una excelente presentación de un aún más excelente libro. El osito macarra de bate de béisbol agrietado tiene mucho encanto, no podemos negarlo. Os deseo la mejor de las suertes a los dos.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Gracias, Daniel.
EliminarQuién sabe si algún día me arriesgo a escribir ese spin-off del que estuvimos hablando, jeje
¡Un fuerte abrazo!
Jaja pues ya sabes que seguro tendrías un lector fiel :)
EliminarEnvidia cochina que tengo al no haber podido estar allí, y leer lo bien que marchó todo... XDDD
ResponderEliminarYa me contarán, de primera mano, ya...
Ahora queda hacer una presentación en Barna, que entonces sí que podré estar entre vosotros (ahí, escondido, al fondo de la barra...).
Enhorabuena, y p'alante!!!!
Por supuesto, Hell.
EliminarSi finalmente presentara en Barcelona, te quiero ver ahí como un clavo... y haciendo preguntas comprometidas y todo :p
Con falda, eh!!!!! XD
ResponderEliminarjavI, que el osito no es una novela de terroooooooooooooooooooooooooooooor!!!!
ResponderEliminarAAAAAAAAAAAAAAARG morid todos!
XDDD
EliminarYo ya he desistido. Y bueno, Er, es que tú no estuviste en la charla coloquio del sábado, pero se llegó a la conclusión de que en realidad todo lo desasosegante es terror :p
entonces el calor es terrorifico para mi ¬¬
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